domingo, 24 de julio de 2016

La homosexualidad era perseguida y marginada por la sociedad española del siglo XX.

Lorca y Dalí.
La homosexualidad, a pesar de no estar criminalizada, sí fue perseguida y marginada por la sociedad española y en especial por los sectores más conservadores y ultracatólicos de la iglesia. Este ambiente represivo llevó a algunos a elegir el exilio en París. La homofobia también fue empleada por la izquierda para atacar a la aristocracia y a la Iglesia católica, ya que el progresismo consideraba la homosexualidad como un vicio y una tara psicológica propia de las clases privilegiadas, y hasta establecía una identidad de la misma con el fascismo. “Exterminad a los homosexuales y el fascismo desaparecerá”, decían Marx y Engels.
La homofobia liberal es un concepto que define la aceptación de la homosexualidad mientras se mantenga oculta.
Autores como Alberto Mira (1965–) y Daniel Borrillo (1961–) lo utilizan como un tipo de homofobia, prevaleciente en la sociedad española desde la década de 1980 y heredera de la homofobia de la izquierda del siglo XX, se caracteriza por el «sí, pero...»: se tolera benevolentemente la homosexualidad, a condición del silencio de la condición homosexual, de la asimilación y de la aceptación de la «normalidad» del modelo heterocentrista, «por su propio bien». Se critica la exhibición de las «plumas» por su visibilidad, cualquier marca de subcultura o estética LGBT y, por supuesto, las manifestaciones en la calle. Cualquier transgresión de esa norma es rechazada como «victimista», «conciencia de gueto», «activista» o «proselitista».

En palabras de Mira:
Es extraordinariamente simple: «Sí, pero…». En esta estructura sintáctica se inserta cualquier tipo de enunciado: «Los homosexuales son maravillosos y muy amigos míos pero deben abandonar la pluma; los homosexuales son personas como todos pero el exhibicionismo que manifiestan está fuera de lugar». Hay un límite que todavía cuesta superar: el de las imágenes positivas o la reivindicación.
Alberto Mira, De Sodoma a Chueca.

Sin embargo, quienes más contribuyeron a la marginalización y el rechazo de los homosexuales fueron los médicos. Durante el siglo XIX la criminología había convertido al homosexual en un monstruo. A partir del cambio de siglo, en España predomina la visión endocrinológica del fenómeno. La teoría de Steinach (1919) argumentaba que la homosexualidad puede ser causada por un desequilibrio en la proporción de segregaron de hormonas femeninas y masculinas. Suponía que las homosexuales mujeres segregaban hormonas masculinas y los hombres homosexuales segregaban hormonas femeninas.

El mayor representante de este pensamiento en España fue el endocrinólogo y escritor español Gregorio Marañón (1887-1960); más objetivo que la mayoría, se oponía a la criminalización de la homosexualidad, pero abogaba por su ocultamiento. Durante el siglo XX, este pensamiento fue apoyado por la izquierda.

martes, 29 de septiembre de 2015

Primer matrimonio homosexual en España.

Marcela y Elisa tras la boda.
Foto publicada por La Voz de Galicia, 1901.
El 8 de junio de 1901 se intentaron casar en La Coruña dos mujeres: Marcela Gracia Ibeas y Elisa Sánchez Loriga. Para lograrlo Elisa tuvo que adoptar una identidad masculina: Mario Sánchez, figurando así en el acta de matrimonio. Se trata del primer intento de matrimonio homosexual de España del que se tiene constancia registral. Lo hicieron por la Iglesia, en la parroquia de San Jorge de la misma ciudad. Posteriormente el párroco descubrió el engaño, y fueron denunciadas y perseguidas. Sin embargo, el acta matrimonial nunca fue anulada.
Su unión matrimonial se realizó más de cien años antes de que la ley permitiera a los homosexuales españoles contraer matrimonio. Las dos ejercían de maestras en un momento en que la inmensa mayoría de la población gallega era analfabeta.
Marcela y Elisa se conocieron mientras estudiaban para ser profesoras de enseñanza primaria. Su amistad dio paso a una relación más íntima. Los padres de Marcela, viendo que la amistad aumentaba más allá de lo socialmente permitido enviaron a su hija a Madrid. Volverían a reencontrarse cuando Elisa fue destinada como maestra interina a Couso, en La Coruña. Cerca, en Vimianzo, en la aldea de Calo, se instaló Marcela, ya como maestra. Como consecuencia del mismo decidieron vivir juntas en Calo, donde Elisa ejercía.
En 1901 Elisa adoptó un aspecto masculino (con el cual se presentó en la Escuela Normal para solicitar un certificado de estudios), se inventó un pasado y se convirtió en Mario. Para este pasado inventado tomó como referencia a un primo suyo muerto en un naufragio. Se inventó además que había pasado su infancia en Londres y que su padre era ateo. Ante esta última circunstancia, el padre Cortiella, párroco de San Jorge, bautizó a Mario el 26 de mayo de 1901 (además, recibió la primera comunión), y posteriormente casó a la pareja el 8 de junio de 1901 tras la publicación de las amonestaciones.

Finalmente, los vecinos no pudieron seguir indiferentes ante lo que a partir de ese momento se conocería como el matrimonio sin hombre. La pareja sería portada de diarios gallegos y madrileños y, como consecuencia de esto, ambas prontamente perdieron su trabajo, fueron excomulgadas, y se dictó una orden de busca y captura.

sábado, 26 de septiembre de 2015

La homosexualidad en España a principios del siglo XX.

Alegoría de la Segunda República.
1931. Teodoro Andreu.
La homosexualidad como delito fue reintroducido en el código penal de 1928, durante el reinado de Alfonso XIII, con el artículo 616 del título X:

El que, habitualmente o con escándalo, cometiere actos contrarios al pudor con personas del mismo sexo será castigado con multa de 1.000 a 10.000 pesetas e inhibición especial para cargos públicos de seis a doce años.

Este código penal fue derogado el 13 de abril de 1931 por la Segunda República, que reintrodujo el anterior de 1870. En 1932 se publicó un nuevo código penal que seguía sin mencionar la homosexualidad, lo que legalizaba las relaciones sexuales entre hombres, con la excepción del ejército.

En España, al contrario que en Alemania, no hubo un movimiento homosexual a principios del siglo XX que se opusiese a las persecuciones o que buscase dignificarse. La Liga española por la reforma sexual, creada tardíamente en 1932, fue de entre las europeas la más conservadora socialmente y de las pocas que no incluyó la homosexualidad en su programa. La homosexualidad se mantuvo como un tabú hasta la Guerra Civil. Sin embargo, hubo voces aisladas, como la de José María Llanas Aguilaniedo, que en 1904 incluso se declaraba a favor del matrimonio para los homosexuales.

martes, 22 de septiembre de 2015

Emilio Castelar, la Doña Inés del Tenorio.

Retrato de Emilio Castelar. 1901.
Joaquín Sorolla.
Emilio Castelar fue un político y escritor español. Fue presidente del Poder Ejecutivo de la Primera República Española.
Intelectual de prestigio, periodista, activista revolucionario, liberal y republicano dedicó su vida la luchar por sus ideales y combatir la monarquía. Lo cual le llevó a ser condenado a muerte en 1866. Exiliado a Francia volvió para oponerse al nuevo Rey Amadeo de Saboya logrando su abdicación y la proclamación de la Primera República de la que fue ministro y su último presidente.
En la Restauración luchó por el sufragio universal o la Ley del Jurado. Antes de retirarse de la política animó a sus partidarios a ingresar en el Partido Liberal de Sagasta.
Aunque jamás hizo pública su orientación sexual, la prensa satírica de la época le llamaba Doña Inés del Tenorio. Con poco más de cincuenta años conoció a un joven navarro de apenas veinte y se enamoraron fervientemente. El joven en aquel momento era desconocido, pero con los años jugaría un importante papel en la vida cultural de Madrid, se trataba de José Lázaro Galdiano.

La relación fue tan intensa como breve, la diferencia de edad la dificultó fatalmente, Don Emilio Castelar moría con 63 años y su joven amigo se casaba con una acaudalada viuda argentina que le ayudó en su gran afición como coleccionista y mecenas artístico.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Francisco de Asís de Borbón, rey consorte, alias la «Paquita».

Retrato de Francisco de Asís de Borbón,
Federico Madrazo.
Francisco de Asís de Borbón fue rey consorte entre 1846 y 1868. Estuvo casado con la reina Isabel II, hija de Fernando VII.
Según criterios políticos y dinásticos, Francisco de Asís fue obligado a contraer matrimonio con su doble prima hermana la joven reina Isabel II. Tanto sus padres, el infante Francisco de Paula de Borbón y el rey Fernando VII, eran hermanos, como sus madres, Luisa Carlota de Borbón-Dos Sicilias y María Cristina de Borbón-Dos Sicilias. Además, estas dos últimas eran hijas de una hermana de sus padres, María Isabel de Borbón. La elección de Francisco de Asís como esposo de Isabel II se produjo tras desecharse otras candidaturas; el esposo de la reina debía ostentar rango aristocrático pero no opciones de heredar otro trono europeo.
Después de este lío de parentesco  decir que la homosexualidad de Francisco de Asís de Borbónal que apodaban «Paquita»– era conocida y notoria. Existen numerosísimas anécdotas sobre el tema y en Madrid circulaban diversas coplas:

Paquito Natillas
que es de pasta flora,
orina en cuclillas,
como una señora.
Anónimo

Gran problema es en la Corte
averiguar si el Consorte
cuando acude al escusado
mea de pie o mea sentado.

A diferencia de la reina, a quien se atribuyen numerosos amantes, algunos de ellos padres de sus hijos, Francisco de Asís tuvo únicamente una pareja estable, Antonio Ramos Meneses.

lunes, 14 de septiembre de 2015

La homosexualidad en la España del siglo XIX.

La promulgación de la Constitución de 1812.
Obra de Salvador Viniegra.
A principios del siglo XIX se extendieron ideas liberales desde Francia y más tarde desde Alemania. Así, en 1822 se publicó el primer código penal que no mencionaba la sodomía como delito, pero el código fue derogado poco después. No fue hasta 1848, con el nuevo código penal, que la sodomía desapareció definitivamente, hecho que se mantuvo en las nuevas versiones de 1850, 1860 y 1870. Sin embargo, se podían emplear otras leyes, como las de «escándalo público» o aquellas sobre las «faltas contra la moral, el pudor y las buenas costumbres».

jueves, 10 de septiembre de 2015

«tuyo y retuyo, tu Paco Goya»

Retrato de Martín Zapater, Goya 1797.
Martín mío, con tus cartas me prevarico... me arrebataría a irme contigo porque es tanto lo que me gustas y tan de mi genio que no es posible encontrar otro y cree que mi vida sería el que pudiésemos estar juntos y cazar y chocolatear y gastarme mis veintitrés reales que tengo con sana paz y en tu compañía me parecería la mayor dicha del mundo (pero qué poltroncitos que nos volveríamos), y en realidad no hay otra cosa que apetecer en este mundo con que si me escribes por ese estilo me revientas y me haces pasar unos ratos que me estoy hablando solo y contigo horas (...) 
Este es un ejemplo de la intensa relación epistolar que Francisco de Goya mantuvo con su amigo de toda la vida Martín Zapater, que constituye una de las fuentes principales para conocer la vida del pintor, y al que retrató en dos cuadros de 1790 y 1797.

«el que te ama más de lo que piensas» o «tuyo y retuyo, tu Paco Goya» son algunas de las expresiones que se pueden encontrar en estas cartas.