Marcela y Elisa tras la boda. Foto publicada por La Voz de Galicia, 1901. |
El 8 de junio de 1901 se intentaron casar en La Coruña dos mujeres: Marcela
Gracia Ibeas y Elisa Sánchez Loriga.
Para lograrlo Elisa tuvo que adoptar una identidad masculina: Mario Sánchez, figurando así en el acta
de matrimonio. Se trata del primer intento de matrimonio homosexual de España
del que se tiene constancia registral. Lo hicieron por la Iglesia, en la
parroquia de San Jorge de la misma
ciudad. Posteriormente el párroco descubrió el engaño, y fueron denunciadas y
perseguidas. Sin embargo, el acta matrimonial nunca fue anulada.
Su unión matrimonial se realizó más de cien años antes de que la
ley permitiera a los homosexuales españoles contraer matrimonio. Las dos
ejercían de maestras en un momento en que la inmensa mayoría de la población
gallega era analfabeta.
Marcela y Elisa se conocieron mientras estudiaban
para ser profesoras de enseñanza primaria. Su amistad dio paso a una relación
más íntima. Los padres de Marcela, viendo que la amistad aumentaba más allá de
lo socialmente permitido enviaron a su hija a Madrid. Volverían a reencontrarse
cuando Elisa fue destinada como
maestra interina a Couso, en La
Coruña. Cerca, en Vimianzo, en la
aldea de Calo, se instaló Marcela,
ya como maestra. Como consecuencia del mismo decidieron vivir juntas en Calo, donde Elisa ejercía.
En 1901 Elisa adoptó un
aspecto masculino (con el cual se
presentó en la Escuela Normal para solicitar un certificado de estudios),
se inventó un pasado y se convirtió en Mario.
Para este pasado inventado tomó como referencia a un primo suyo muerto en un
naufragio. Se inventó además que había pasado su infancia en Londres y que su
padre era ateo. Ante esta última circunstancia, el padre Cortiella, párroco de San
Jorge, bautizó a Mario el 26 de
mayo de 1901 (además, recibió la primera
comunión), y posteriormente casó a la pareja el 8 de junio de 1901 tras la
publicación de las amonestaciones.
Finalmente, los vecinos no pudieron seguir indiferentes ante lo
que a partir de ese momento se conocería como el matrimonio sin hombre. La
pareja sería portada de diarios gallegos y madrileños y, como consecuencia de
esto, ambas prontamente perdieron su trabajo, fueron excomulgadas, y se dictó
una orden de busca y captura.