La familia de Calos IV, Goya 1801. |
A ver cómo uno a estos tres personajes en esta nueva entrada de la
homosexualidad en España y no “liarla
parda”.
Hoy voy a hablar de Carlos
IV de España, su mujer la reina consorte María Luisa de Parma y Manuel
Godoy.
Sin más preámbulos: los tres se metían en la cama juntos. Parece
ser que la reina era “muy puta”, y
eso no lo digo yo, lo decía su suegro Carlos
III, rey de España.
Parece ser que María Luisa,
a los pocos años de contraer matrimonio, se convirtió en una mujer que se camelaba a todos los jóvenes
gallardos recién llegados a la guardia para satisfacer sus apetitos, pues el
pobre de Carlos no estaba por la labor.
Su suegro Carlos III
que conocía las correrías de su nuera, quiso informar a su hijo, pero todo fue
inútil puesto que Carlos estaba completamente convencido de que los de sangre
real estaban a salvo de infidelidades, porque era imposible que una esposa
pudiera encontrar algo mejor que un príncipe.
La reacción de su padre no
pudo ser más sincera:
«¡Carlos, Carlos, qué tonto eres! ¡Las princesas también pueden ser
putas, hijo mío!».
Manuel Godoy fue uno de
esos amantes que vio la posibilidad de un rápido ascenso cuanto más visitaba la
alcoba de la futura reina.
El rey pidió participar en aquellos juegos amorosos con la pareja
de amantes aunque el papel jugado por cada uno de ellos sigue siendo un
misterio. No se sabe quién eran los complacientes y quien eran los complacidos.
Lo que sí parece estar claro es que la dinastía de los Borbones terminó con Carlos IV pues María Luisa de Parma reconoció en confesión a Fray Juan de Almaraz que ningún hijo era de su marido. Cuando Fernando VII, rey de España, sucesor de
Carlos IV, tuvo conocimiento del
terrible secreto familiar dio orden de encarcelar a Almaraz, a pesar de ser el fraile ya un anciano, para que se
llevara la confesión de su madre a la tumba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario