miércoles, 19 de marzo de 2014

Psychopathia Sexualis

Portada
de la publicación de 1984
Psychopathia Sexualis (Psicopatía del sexo) es una obra del psiquiatra alemán Richard von Krafft-Ebing (1840 – 1902) publicada en 1886. El libro fue escrito con la intención de convertirse en una referencia forense para médico y jueces, y también con la intención de evitar que fuese leído por aficionados, por lo que su estilo es muy especializado, como lo demuestran, entre otras cosas, la elección de un tecnicismo como título y la redacción de varios apartados en latín. A pesar de ello, la obra llegó a ser muy popular y alcanzó varias ediciones y traducciones.
En la primera edición de 1886, Krafft-Ebing dividió los desvíos sexuales en cuatro categorías:
  • paradoxia, o el deseo sexual experimentado en etapas de la vida equivocadas, es decir, infancia o vejez.
  • anesthesia, escasez de deseo.
  • hyperesthesia, deseo excesivo.
  • paraesthesia, deseo sexual sobre un objeto equivocado. Incluye aquí la homosexualidad, el fetichismo, el sadismo, el masoquismo, la pederastia, y otros. 


Krafft-Ebing creía que el objetivo del deseo sexual era la procreación, y que cualquier forma de deseo que no tuviese como fin último a la misma, era una perversión. La violación, por ejemplo, era un acto aberrante, pero no una perversión, ya que de ella podría derivarse el embarazo.
Krafft-Ebing fue uno de los primeros que estudiaron sistemáticamente las variantes prohibidas del deseo sexual. En las amenas y minuciosas historias clínicas de sus pacientes, nos retrata la agitada vida de un conjunto de personajes perseguidos por la justicia e internados en manicomios. En ocasiones son seres inofensivos, pero sin lugar en la sociedad puritana de la época; otros, criminales brutales. Él fue quien acuñó términos como fetichismo, sadismo o masoquismo. Y aunque participó en la corriente medico-psiquiátrica que en el siglo XIX se encargaba de problematizar la sexualidad no procreativa (buscaba, por ejemplo, el origen de toda desviación en supuestas taras genéticas y en las prácticas masturbatorias) siempre mantuvo una actitud más comprensiva y abierta que la de sus contemporáneos. Aquí expongo nueve de los más de doscientos casos que componen la obra original, publicada en 1886.

Ninfomanía. En la Europa Victoriana, una mujer encantadora pero con ardientes impulsos sexuales podía ser considerada perversa y sufrir persecuciones por parte de su familia y las instituciones.

Exhibicionismo. Historial clínico de un trabajador intachable que de vez en cuando, con unas copas de más, se sentía impelido a mostrar sus genitales a las damas.

Homosexualidad masculina. Relato autobiográfico de un doctor alemán que tienen que emigrar al sur de Italia para vivir su sexualidad sin sufrir persecuciones. Interesante retrato de las subculturas “gays” urbanas de la Alemania del siglo XIX.

Lesbianismo. Historia de un amor imposible entre dos mujeres que, por las presiones de su época, tienen que renunciar a su cariño y satisfacer las expectativas sociales casándose y llevando una vida matrimonial infeliz y frustrante.

Antipatía sexual. Las experiencias tragicómicas de una mujer apasionada, que finge ser hombre para poder desarrollarse profesionalmente, pero que acaba por aborrecer tanto la condición masculina que al final se inclina por los amores lésbicos.

Sadismo. Las extrañas conductas sexuales y fantasías de un hombre obsesionado con las nalgas femeninas y las azotainas.

Masoquismo. Sorprendentes confesiones de un paciente que solo se excita con mujeres grandotas, rudas y dominantes al estilo de las que describe Sacher-Masoch.

Fetichismo. Triste historia de un amante del cabello femenino, que acaba siendo internado en el manicomio por tener una manía: la de cortar cabelleras de mujeres, por sorpresa, en el centro de París, para luego excitarse con ellas.

Bestialismo. Inocentes actividades copulatorias con gansos y gallinas, sometidas a las graves consideraciones de la ley.

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