martes, 10 de junio de 2014

Adelphopoiesis, la unión entre dos personas del mismo sexo durante la Edad Media

Los santos Sergio y Baco.
Anónimo s. VII. Témpera sobre madera.
Museo estatal del Arte Ruso de Kiev.
Procede del Monasterio de Santa Catalina del Sinaí.
Pese a lo que pudiéramos pensar, la Edad Media no fue un mal momen-to para la homo-sexualidad. Según el historiador John Boswell, la Edad Media fue la Edad de Oro de las rela-ciones homosexua-les. En toda la Edad Media (desde la caída del Imperio romano hasta el descubrimiento de América) murieron menos personas por tener relaciones homosexuales que en la década de 1940 en Europa.
La historia nos revela, incluso, que existe un antiguo rito cristiano que se celebraba asiduamente en sus comienzos y que según muchos investigadores se trataba de una fórmula para celebrar uniones matrimoniales entre homosexuales.

Adelphopoiesis, la unión entre dos personas del mismo sexo durante la Edad Media

Durante la Edad Media se celebró en algunas iglesias cristianas del Mediterráneo oriental una ceremonia conocida como Adelphopoiesis, la cual consistía en la unión de dos personas del mismo sexo (habitualmente hombres) bajo un acto de liturgia religiosa.
El acto en sí era un 'hermanamiento' entre esas dos personas (significado real de la palabra Adelphopoiesis: hacer hermanos) que compartían varias cosas en común (entre ellas su religiosidad y culto al cristianismo), pero que no estaba pensada como una unión matrimonial entre ambos, aunque muchos historiadores como John Boswel la definieron como un auténtico matrimonio con todas sus consecuencias sociales y sexuales.
El filósofo ruso Pável Florenski fue quien, en 1914, citó por primera vez este rito, dando a conocer una costumbre que había pasado desapercibida a lo largo de los siglos y de la que apenas se tenía constancia.

El rito litúrgico de la Adelphopoiesis descrito por Pável Florenski nos muestra que era parecido al rito del matrimonio heterosexual. Los contrayentes se colocan delante de la cruz y de las escrituras. El mayor de ellos, a la derecha y el menor a la izquierda. Después los dos son atados suavemente por un cinturón y unen sus manos, mientras que con las manos libres sujetan una vela encendida. Todos los invitados rezan diferentes plegarias, entre ellas el Padre Nuestro. Luego cantan, se reparten besos y terminan con una bella oración de acción de gracias.
Varios son los casos documentados de parejas de contrayentes de bodas de semejanza que compartieron sus vidas, y muchos de ellos fueron enterrados juntos y en cuyas lápidas habían inscripciones de amor eterno.
Una de estas parejas son los mártires San Sergio y San Baco

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