Los santos Sergio y Baco. Anónimo s. VII. Témpera sobre madera. Museo estatal del Arte Ruso de Kiev. Procede del Monasterio de Santa Catalina del Sinaí. |
Pese a lo
que pudiéramos pensar, la Edad Media no fue un mal momen-to para la
homo-sexualidad. Según el historiador John Boswell, la Edad Media fue la Edad de Oro de las rela-ciones homosexua-les.
En toda la Edad Media (desde la caída del Imperio romano hasta el descubrimiento de América) murieron
menos personas por tener relaciones homosexuales que en la década de 1940 en
Europa.
La historia nos revela, incluso,
que existe un antiguo rito cristiano que se celebraba asiduamente en sus
comienzos y que según muchos investigadores se trataba de una fórmula para
celebrar uniones matrimoniales entre homosexuales.
Adelphopoiesis,
la unión entre dos personas del mismo sexo durante la Edad Media
Durante la
Edad Media se celebró en algunas iglesias cristianas del Mediterráneo oriental
una ceremonia conocida como Adelphopoiesis,
la cual consistía en la unión de dos personas del mismo sexo (habitualmente hombres) bajo un acto de
liturgia religiosa.
El acto en
sí era un 'hermanamiento' entre esas
dos personas (significado real de la
palabra Adelphopoiesis: hacer hermanos) que compartían varias cosas en
común (entre ellas su religiosidad y
culto al cristianismo), pero que no estaba pensada como una unión
matrimonial entre ambos, aunque muchos historiadores como John Boswel la definieron como un auténtico matrimonio con todas
sus consecuencias sociales y sexuales.
El filósofo
ruso Pável Florenski fue quien, en
1914, citó por primera vez este rito, dando a conocer una costumbre que había
pasado desapercibida a lo largo de los siglos y de la que apenas se tenía
constancia.
El rito
litúrgico de la Adelphopoiesis descrito
por Pável Florenski nos muestra que
era parecido al rito del matrimonio heterosexual. Los contrayentes se colocan
delante de la cruz y de las escrituras. El mayor de ellos, a la derecha y el
menor a la izquierda. Después los dos son atados suavemente por un cinturón y
unen sus manos, mientras que con las manos libres sujetan una vela encendida.
Todos los invitados rezan diferentes plegarias, entre ellas el Padre Nuestro.
Luego cantan, se reparten besos y terminan con una bella oración de acción de
gracias.
Varios son
los casos documentados de parejas de contrayentes de bodas de semejanza que
compartieron sus vidas, y muchos de ellos fueron enterrados juntos y en cuyas
lápidas habían inscripciones de amor eterno.
Una de estas parejas son los mártires San Sergio y San Baco.
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