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Antonio Pérez. Retrato de Alonso Sánchez Coello. |
Antonio Pérez, más conocido como "El Pimpollo de Madrid" posee
un oscuro origen, pero lo que sí se sabe es que en 1542 sería legitimado como
hijo de Gonzálo Pérez por parte del Emperador Carlos I, del cual era
secretario.
El
joven Antonio se criará en las tierras de Ruy
Gómez de Silva, Príncipe de Éboli
el cual se encargará de supervisar la educación del joven. Esta relación según
parece iba más allá de la de un pupilo y su protector, ya que parece bastante
cierto que eran amantes.
Gracias
a la influencia del Príncipe de Éboli
y a su amistad con el futuro FelipeII,
Antonio Pérez pasará a ser secretario personal del futuro monarca. Esto le
convertirá en uno de los hombres más poderosos de España.
Después
de la muerte de su "protector"
el Príncipe de Éboli, comenzará una
alianza con la viuda, Ana de Mendoza,
de la que también pasará a ser amante (primero
el marido, y ahora consuela a la viuda).
Por
otra parte las intrigas de Antonio Pérez
para enfrentar a Felipe II, más de
lo que ya estaba, con su hermanastro Juan
de Austria fracasarán ante los continuos rumores sobre el asesinato de Rafael Escobedo, emisario de Don Juan de Austria ante la Corte, y la
posterior llegada de los documentos privados de Don Juan tras su muerte.
Produciéndose
la caída en desgracia la Princesa de
Éboli y de Antonio Pérez al
quedar al descubierto sus intrigas y el tráfico con documentos de Estado.
En
1590 logra huir con destino a Aragón gracias a la ayuda de su mujer, donde
encontrará refugio, no obstante Felipe
II requerirá a la justicia de Aragón para su entrega bajo los cargos de
asesinato de Escobedo, tráfico de
secretos de estado y huida de prisión, mientras en Madrid había sido condenado
a muerte. Pero Felipe II no las
tenía todas consigo ante la justicia aragonesa, y ante una sentencia
desfavorable recurrirá a la Inquisición,
algo ante lo que la justicia aragonesa no podía negarse. La Inquisición lo procesó, entre otras cosas, por sodomía. La
acusación se vio confirmada en 1591 por la Inquisición
de Madrid, que había interrogado y torturado al paje Antón Añón hasta la muerte. No obstante la sublevación de Aragón
contra la Corona y a favor de de Antonio
Pérez hará que los planes del monarca fracasen, ya que una vez sofocada la
sublevación Antonio Pérez escapa a
Francia donde contará con el apoyo del rey Enrique
IV de Francia y Navarra, posteriormente vivirá en Inglaterra, dando
información sobre cuestiones de Estado, que servirán para el ataque sobre Cádiz
en 1596, y poniendo las bases para la creación de la leyenda negra entorno a Felipe II.
Morirá en 1611 en París en la
pobreza total.