lunes, 31 de agosto de 2015

La homosexualidad en la España de los siglos XVII y XVIII.

La costumbre de juzgar y condenar a los homosexuales se mantuvo hasta la mitad del siglo XVII, momento a partir del cual ya no se realizaron ejecuciones públicas. El hecho se explica por un cambio en la sensibilidad de la sociedad española y europea y por el deseo de evitar dar publicidad al acto sexual: se prefería enviar a los acusados a remar a galeras o al exilio, evitando un auto de fe público. A partir del siglo XVIII sólo algunos casos de importancia serán juzgados.

A partir de los años 30 del siglo XVII la política de castigos de la Inquisición también varió, el número de condenados a galeras, la tortura y los azotes disminuyeron y aumentaron los destierros, las multas, los trabajos forzados y las suspensiones: se había pasado de la política de reducción por el terror a la de exclusión pura y simple. Los destierros, que formaban el 28,8% de las condenas conocidas, podían ser temporales o permanentes y solían referirse al territorio bajo jurisdicción del Tribunal, aunque en caso de extranjeros, también se les expulsaban de España.

miércoles, 26 de agosto de 2015

Condena a las agresiones "homófobas".

Desde mi blog, dedicado a la historia de la homosexualidad, me sumo a la condena del colectivo de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales de la provincia de Almería, Colega-Almería, a una agresión "homófoba" sufrida por una pareja homosexual la madrugada del lunes 24 de agosto de 2015 en la Feria de Almería.
El colectivo ha trasladado en un comunicado que los hechos ocurrieron en las inmediaciones de la caseta de su asociación, en el recinto ferial de la Vega de Acá, cuando una de las víctimas, socio y voluntario de la entidad, se encontraba con su pareja y "decidieron salir un rato fuera".
La víctima tuvo que ser ingresado en el hospital Torrecárdenas de Almería, donde ha sido intervenido ya que tenía "la mandíbula rota, uno de los brazos fracturados, además de dientes rotos y otras contusiones".
También condeno otra agresión “homófoba” sucedida el pasado sábado 22 de agosto de 2015 en Madrid en la confluencia de la calle Alcalá con Gran Vía contra dos chicos de 25 años que volvían a casa después de salir a tomar algo por el barrio de Chueca.
La tercera condena es para una agresión a una mujer transexual que fue insultada y brutalmente golpeada en el pasado sábado 8 de agosto de 2015 en el madrileño barrio de Tetuán.

La cuarta condena es para otra agresión que sufrieron cuatro jóvenes madrileños de entre 22 y 27 años el pasado domingo 26 de abril de 2015 en el centro de Madrid, cuando fueron asaltados hasta tres veces en menos de una hora por dos hombres que se dirigieron a ellos al grito de "maricones" y les golpearon en repetidas ocasiones. La Policía identificó tanto al agresor como a su acompañante, pero sin llegar a detenerles.

viernes, 21 de agosto de 2015

Antonio Pérez."El Pimpollo de Madrid".


           
Antonio Pérez. 
Retrato de Alonso Sánchez Coello.
Antonio Pérez, más conocido como "El Pimpollo de Madrid" posee un oscuro origen, pero lo que sí se sabe es que en 1542 sería legitimado como hijo de Gonzálo Pérez por parte del Emperador Carlos I, del cual era secretario.
            El joven Antonio se criará en las tierras de Ruy Gómez de Silva, Príncipe de Éboli el cual se encargará de supervisar la educación del joven. Esta relación según parece iba más allá de la de un pupilo y su protector, ya que parece bastante cierto que eran amantes.
            Gracias a la influencia del Príncipe de Éboli y a su amistad con el futuro FelipeII, Antonio Pérez pasará a ser secretario personal del futuro monarca. Esto le convertirá en uno de los hombres más poderosos de España.
            Después de la muerte de su "protector" el Príncipe de Éboli, comenzará una alianza con la viuda, Ana de Mendoza, de la que también pasará a ser amante (primero el marido, y ahora consuela a la viuda).
            Por otra parte las intrigas de Antonio Pérez para enfrentar a Felipe II, más de lo que ya estaba, con su hermanastro Juan de Austria fracasarán ante los continuos rumores sobre el asesinato de Rafael Escobedo, emisario de Don Juan de Austria ante la Corte, y la posterior llegada de los documentos privados de Don Juan tras su muerte.
            Produciéndose la caída en desgracia la Princesa de Éboli y de Antonio Pérez al quedar al descubierto sus intrigas y el tráfico con documentos de Estado.
            En 1590 logra huir con destino a Aragón gracias a la ayuda de su mujer, donde encontrará refugio, no obstante Felipe II requerirá a la justicia de Aragón para su entrega bajo los cargos de asesinato de Escobedo, tráfico de secretos de estado y huida de prisión, mientras en Madrid había sido condenado a muerte. Pero Felipe II no las tenía todas consigo ante la justicia aragonesa, y ante una sentencia desfavorable recurrirá a la Inquisición, algo ante lo que la justicia aragonesa no podía negarse. La Inquisición lo procesó, entre otras cosas, por sodomía. La acusación se vio confirmada en 1591 por la Inquisición de Madrid, que había interrogado y torturado al paje Antón Añón hasta la muerte. No obstante la sublevación de Aragón contra la Corona y a favor de de Antonio Pérez hará que los planes del monarca fracasen, ya que una vez sofocada la sublevación Antonio Pérez escapa a Francia donde contará con el apoyo del rey Enrique IV de Francia y Navarra, posteriormente vivirá en Inglaterra, dando información sobre cuestiones de Estado, que servirán para el ataque sobre Cádiz en 1596, y poniendo las bases para la creación de la leyenda negra entorno a Felipe II.

            Morirá en 1611 en París en la pobreza total.

La Corona de Aragón fue el único tribunal inquisitorial de toda Europa que perseguía la homosexualidad gracias al Papa Clemente VII.

            
Papa Clemente VII.
Retrato de Sebastiano del Piombo.
La Inquisición española, siguiendo los pasos de la Inquisición pontificia medieval, se ocupó al principio de los delitos de sodomía pero en 1509 el Consejo de la Suprema ordenó a los tribunales que no actuaran contra los homosexuales, excepto si estaban implicados en casos de herejía —que era la competencia exclusiva del Santo Oficio—. Previamente había habido protestas de algunas instituciones, como la que presentó la ciudad de Cartagena en 1504 o la de Murcia al año siguiente, porque consideraban que la sodomía no debía ser juzgada por la Inquisición sino por los tribunales ordinarios. Según el historiador Joseph Pérez, fue la presión de los poderes civiles —incluidas las Cortes de Castilla— las que obligaron a la Suprema a excluir la sodomía de la jurisdicción inquisitorial.

            Sin embargo, la Inquisición de la Corona de Aragón consiguió que el papa Clemente VII la autorizara en 1524 a perseguir a los "sodomitas", independientemente de si eran herejes o no. Así, la competencia sobre este delito difirió entre la Corona de Castilla —donde los tribunales inquisitoriales cumplieron la orden de la Suprema y no se ocuparon del "pecado nefando", cuya jurisdicción correspondía a los tribunales seculares y eclesiásticos ordinarios—, y la de Aragón, donde la Inquisición fue el tribunal encargado de perseguir a los homosexuales, competencia a la que "jamás renunciarían a pesar de las reiteradas quejas formuladas en las Cortes de Monzón de 1533". Además fue el único tribunal inquisitorial de toda Europa que tenía jurisdicción sobre la sodomía, porque ni la inquisición romana ni la inquisición portuguesa, actuaron sobre ella. La bula papal que otorgó la jurisdicción de la sodomía a la Inquisición de la Corona de Aragón fue firmada el 24 de febrero de 1524 por Clemente VII.

jueves, 20 de agosto de 2015

Pedro Luis Garcerán de Borja y la benevolencia de la Inquisición ante un sodomita de alta cuna.

Papa Alejando VI.
Retrato por Cristofano dell'Altissimo.
Pedro Luis Garcerán de Borja Marqués de Navarrés, hijo del tercer duque de Gandía, hermano de san Francisco de Borja, Gran Maestre de la Orden de Montesa  y biznieto del papa Borja, Alejandro VI, fue arrestado, procesado y declarado culpable en 1572 por el Tribunal de Valencia.

Parece ser que Pedro Luis Garcerán de Borja había estado enamorado tiempo antes de un tal Martín de Castro, un rufián dedicado a la prostitución y el proxenetismo, tanto de hombres como de mujeres, y que fue sorprendido en la cama con el conde de Ribagorza, Juan de Aragón. Martín de Castro, antes de ser ejecutado en 1574 en la corte, delató a Pedro Luis Garcerán de Borja, dando escabrosos detalles y mostrando su falta de escrúpulos. Garcerán de Borja, que había sido virrey y capitán general de los reinos de Tremecén, Túnez, Orán y Mazalquivir, se vio comprometido por la crisis interna que sufría la Orden de Montesa, dividida en facciones, y por las enemistades creadas al promocionar a favoritos.

Felipe II, que fue consultado por la Inquisición sobre la conveniencia del juicio, decidió emplear el proceso para dar una lección a la nobleza levantisca, neutralizando a la vez la alianza de los Borja con la familia real portuguesa. Garcerán de Borja fue condenado a 10 años de reclusión en el convento de Montesa y una multa de 6000 ducados, a razón de 1000 ducados por año. Sin embargo, ya en 1583, Garcerán de Borja, tras unas disputas internas por la sucesión del Gran Maestre en la Orden de Montesa, supo congraciarse con el Rey y negoció con Felipe II la incorporación a la corona de la última Orden que se mantenía independiente. Como premio obtuvo la Encomienda Mayor de Calatrava y en 1591 el Virreinato de Cataluña, falleciendo en 1592. 
     Según el historiador británico Henry Kamen, después de un proceso que duró tres años, el tribunal de Valencia sólo lo condenó al pago de una fuerte multa, pudiendo volver después a ocupar cargos.    

lunes, 10 de agosto de 2015

La Inquisición aragonesa mostró benevolencia hacia los homosexuales nobles.



Pastor penetrando a una cabra.
Litografía de Paul Avril.

La Inquisición aragonesa aplicó la pena de ser quemado vivo a los homosexuales (tanto hombres como mujeres), aunque a los menores de veinticinco años, eran condenados a galeras tras ser azotados. Además el Consejo de la Suprema conmutó muchas sentencias de muerte, especialmente si se trataba de miembros del clero, que, según el historiador británico Henry Kamen, "constituyó siempre una proporción muy alta de los acusados". La misma benevolencia mostraron hacia los homosexuales que eran nobles, como sucedió en el caso de Pedro Luis Garcerán de Borja.
En los casos más leves, en lugar de la pena de muerte, las condenas fueron la de galeras, azotes, destierro, reclusión, multas y trabajos forzados. La tortura era empleada en los interrogatorios, aunque se solía excluir a los menores de 20 años, y entre 1566 y 1620 se torturó a un mínimo de 851 acusados, de un total de 3.661. En el caso de los esclavos, a menudo eran condenados al destierro, incluso en el caso de haber sido declarados inocentes.
De los tres tribunales de la Corona de Aragón el más severo fue sin duda el de Zaragoza. Entre 1570 y 1630 juzgó 543 casos (incluidos los de "bestialismo" porque la Inquisición los contabilizaba en la misma categoría que la homosexualidad) de los que 102 finalizaron con la condena a muerte.