Catalina
Erauso, retrato atribuido a
Juan van der Hamen, c. 1626.
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Cuando nació
en 1592 vieron un cuerpo de niña y la bautizaron como Catalina de Erauso. A muy corta edad fue internado en un convento,
allí su carácter pendenciero le creó graves problemas. A los 15 años escapó
disfrazado de mozo.
Su aspecto
no era nada femenino, de hecho siempre adoptó nombres masculinos (Pedro,
Francisco, Antonio...) llevó una vida acorde a ello. Entró al
servicio en varias haciendas donde intentaba seducir a las doncellas y acababa
peleándose con todos los mozos.
Al final
marchó a América, recorrió el continente desde Cartagena de Indias hasta Chile,
viéndose envuelto en multitud de reyertas. Ingresó como soldado en el ejército
y participó en la Guerra del Arauco en 1623 donde alcanzó fama por su valor y
valentía. Le llegaron a nombrar alférez. Tras muchas disputas y huir de una
posible ejecución regresó a España donde Felipe
IV le recibió y le otorgó el título de monja alférez. También visitó al Papa Urbano VIII quien le dio permiso
de seguir vistiendo como hombre.
Gracias a sus
memorias tenemos uno de los mejores casos documentados de transexualidad
masculina. Se le describe como "una
mujer" bastante varonil. Antonio
de Erauso utilizaba un lenguaje masculino, con voz ronca y grave, con sus
tonos varoniles y concisos. Además hablaba solamente en femenino en casos
desesperados, momentos de suprema angustia, cuando tenía miedo y esperaba
angustiosamente la muerte en el infierno.
Era de gran
estatura y no muy agraciado físicamente, carecía de los caracteres sexuales
femeninos típicos. Algunos autores afirman la desaparición de sus pechos desde
muy joven debido a muchos remedios para secarlos y dejarlos llanos, parecidos a
los de un hombre.
Tras
escribir sus memorias en España regresó a México con el nombre de Antonio de Erauso. Allí como hombre
libre se dedicó a sus negocios del transporte, muriendo en 1650 en Quitlaxtla
(México).
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