Dentro del esplendor medieval de la cultura judía se ha
descubierto, gracias a los estudios de Jefim
Schirmann y Norman Roth, que el
homoerotismo y la homosexualidad tuvieron una gran importancia dentro de la
sociedad judía de la época. La cultura judía ibérica tuvo su cumbre durante el
siglo XI en el reino de Granada, época en la que la homosexualidad se extendió
de tal forma entre la aristocracia, que se puede hablar de que era algo
habitual. De hecho, en la cultura cristiana y durante siglos XIII al XV y hasta
el siglo XVII, se asimilaba el judaísmo con la perversión sexual y la
homosexualidad, como testimonia la poesía satírica de la época.
Los judíos en al-Ándalus
vivían usualmente en armonía con sus vecinos musulmanes, con los que
disfrutaban de una cultura compartida; de modo natural tomaban parte de las
fiestas que se alargaban toda la noche, bebiendo vino junto a los hombres
musulmanes, disfrutando de las cantantes, los bailarines y coperos que servían
el vino. Muchos de ellos amaban tanto a muchachos como a mujeres, y aunque
usualmente estaban casados, mantenían relaciones sexuales con jovencitos, lo
que no era en absoluto condenado o considerado como una degeneración. No sólo
eran abundantes, entre musulmanes y judíos, los placeres homosexuales en todo al-Ándalus, sino que eran estimados
como más refinados que los heterosexuales entre los acomodados y cultos; al
parecer, han sobrevivido datos que permiten saber que a principio del siglo XII
los prostitutos sevillanos cobraban más y tenían una clientela de clase más
elevada que sus colegas femeninas, cuya clientela estaba formada por la plebe
urbana y especialmente los campesinos que llegaban a la ciudad a hacer sus
compras.
La poesía homoerótica hispanojudía tuvo una extensión poco
conocida debido a estar escrita en hebreo en su mayoría y a que gran parte está
sin traducir. Los autores, que declaran su amor tanto a muchachos como a
hombres adultos, eran incluso importantes líderes de la comunidad o rabinos
como es el caso de Ibn Gabirol, Samuel
ha-Naguid, Moisés Ibn Ezra y Judah
ha-Levi.
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