Retablo del Maestro de los Luna en la capilla de Santiago en la Catedral de Toledo. La tabla está pintada en 1488. |
Álvaro de
Luna era hijo
bastardo de un noble aragonés. Siendo paje de la corte castellana, ascendió de
tal manera que pronto llegó a ser el personaje más influyente en el rey Juan II y, por ende, en toda Castilla.
Además de astuto, era un seductor nato. Su atractivo físico encandilaba tanto a
hombres como a mujeres. Por si esto no fuera suficiente, se metió en el
bolsillo a la reina madre, abanderando a los partidarios del monarca, en pugna
constante frente a la nobleza castellana. Y, lo más importante de todo, se ganó
a pulso el amor de su pupilo, el joven y débil Juan II, que al quedar huérfano, aprendió de él todo lo que un rey
debía saber por aquel entonces, incluyendo los goces de la carne.
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