Felipe, príncipe de Asturias, por Tiziano, 1551. |
Felipe II empeoró la
situación de los homosexuales en España con su Pragmática de 1592, en la que, si bien no agrava las condenas que
ya habían impuesto sus bisabuelos los Reyes
Católicos, sí facilita los requerimientos de evidencia necesarios para la
instrucción: a partir de ese momento un testigo basta.
Estas sentencias eran realizadas tanto por la corte en Madrid como
por juzgados municipales como fue el caso en Málaga o Sevilla. Así por ejemplo
entre 1567 y 1616 se quemaron públicamente a 71 personas por sodomía en
Sevilla. En general, en la Corona de Aragón y Andalucía eran más laxos que en
Castilla en la persecución de la homosexualidad. Incluso hay indicios de un
gueto homosexual en Valencia.
Durante este siglo XVI, se debe resaltar que en el caso de las mujeres
lesbianas algunos moralistas (por ejemplo, Antonio Gómez) señalaban que la
sodomía entre mujeres mediante la utilización de un objeto era merecedora de
hoguera, mientras que si no había objeto podía considerarse un atenuante que
hiciera innecesaria la pena de muerte. Sin embargo, pocos eran los casos
conocidos de sodomía entre mujeres sin el uso de un objeto. Un caso famoso fue
el de Catalina de Belunza y Mariche, acusadas por el Fiscal General de San Sebastián de
sodomía, y absueltas por el Tribunal
Supremo Inquisitorial de Madrid tras la apelación.
[...]
penetrarse entre sí como lo harían un hombre y una mujer desnudas, en la cama,
tocándose y besándose, la una encima del vientre o la panza de la otra, un
crimen que habían perpetrado en numerosas y diversas ocasiones.
Acusación del Fiscal General de San Sebastián en el caso de Catalina
de Belunza y Mariche.
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