Jaime II de Aragón, padre del infante Jaime de Aragón. Retrato pintado por Manuel Aguirre y Monsalbe. |
Uno de los primeros homosexuales conocidos en los reinos
cristianos fue el infante Jaime de
Aragón, primogénito de Jaime II de
Aragón.
Desde niño estaba previsto su matrimonio con Leonor de Castilla, hermana del rey Alfonso XI de Castilla. Sin embargo, en 1319, Jaime le comunicó
a su padre que renunciaba a la corona, a casarse y que se dedicaba a la vida
religiosa. Tras muchas discusiones, consiguieron convencerlo y se casó en Gandesa el 18 de octubre de 1319 con
Leonor. Sin embargo, en cuanto terminó la ceremonia, Jaime renunció a la corona
en las Cortes generales de Aragón convocadas en Tarragona a favor de su hermano
Alfonso IV de Aragón y el 23 de
diciembre de ese mismo año ingresó en el monasterio de frailes menores. La
historia no le perdona su decisión y lo retrata como libertino irresponsable,
deshonesto y de viles y bajos pensamientos.
Numerosos historiadores han hecho hincapié en las supuestas
debilidades mentales del infante Jaime, así como de sus cambios de humor, su
depravación, su homosexualidad, cualidades todas unidas a una extrema
religiosidad y deseos temporales de volver a ocupar el puesto que le
correspondía como heredero de la corona a la que renunció por el deseo de
ingresar en un monasterio. Es evidente, pues, que poseía una personalidad
excesivamente compleja.
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