martes, 29 de septiembre de 2015

Primer matrimonio homosexual en España.

Marcela y Elisa tras la boda.
Foto publicada por La Voz de Galicia, 1901.
El 8 de junio de 1901 se intentaron casar en La Coruña dos mujeres: Marcela Gracia Ibeas y Elisa Sánchez Loriga. Para lograrlo Elisa tuvo que adoptar una identidad masculina: Mario Sánchez, figurando así en el acta de matrimonio. Se trata del primer intento de matrimonio homosexual de España del que se tiene constancia registral. Lo hicieron por la Iglesia, en la parroquia de San Jorge de la misma ciudad. Posteriormente el párroco descubrió el engaño, y fueron denunciadas y perseguidas. Sin embargo, el acta matrimonial nunca fue anulada.
Su unión matrimonial se realizó más de cien años antes de que la ley permitiera a los homosexuales españoles contraer matrimonio. Las dos ejercían de maestras en un momento en que la inmensa mayoría de la población gallega era analfabeta.
Marcela y Elisa se conocieron mientras estudiaban para ser profesoras de enseñanza primaria. Su amistad dio paso a una relación más íntima. Los padres de Marcela, viendo que la amistad aumentaba más allá de lo socialmente permitido enviaron a su hija a Madrid. Volverían a reencontrarse cuando Elisa fue destinada como maestra interina a Couso, en La Coruña. Cerca, en Vimianzo, en la aldea de Calo, se instaló Marcela, ya como maestra. Como consecuencia del mismo decidieron vivir juntas en Calo, donde Elisa ejercía.
En 1901 Elisa adoptó un aspecto masculino (con el cual se presentó en la Escuela Normal para solicitar un certificado de estudios), se inventó un pasado y se convirtió en Mario. Para este pasado inventado tomó como referencia a un primo suyo muerto en un naufragio. Se inventó además que había pasado su infancia en Londres y que su padre era ateo. Ante esta última circunstancia, el padre Cortiella, párroco de San Jorge, bautizó a Mario el 26 de mayo de 1901 (además, recibió la primera comunión), y posteriormente casó a la pareja el 8 de junio de 1901 tras la publicación de las amonestaciones.

Finalmente, los vecinos no pudieron seguir indiferentes ante lo que a partir de ese momento se conocería como el matrimonio sin hombre. La pareja sería portada de diarios gallegos y madrileños y, como consecuencia de esto, ambas prontamente perdieron su trabajo, fueron excomulgadas, y se dictó una orden de busca y captura.

sábado, 26 de septiembre de 2015

La homosexualidad en España a principios del siglo XX.

Alegoría de la Segunda República.
1931. Teodoro Andreu.
La homosexualidad como delito fue reintroducido en el código penal de 1928, durante el reinado de Alfonso XIII, con el artículo 616 del título X:

El que, habitualmente o con escándalo, cometiere actos contrarios al pudor con personas del mismo sexo será castigado con multa de 1.000 a 10.000 pesetas e inhibición especial para cargos públicos de seis a doce años.

Este código penal fue derogado el 13 de abril de 1931 por la Segunda República, que reintrodujo el anterior de 1870. En 1932 se publicó un nuevo código penal que seguía sin mencionar la homosexualidad, lo que legalizaba las relaciones sexuales entre hombres, con la excepción del ejército.

En España, al contrario que en Alemania, no hubo un movimiento homosexual a principios del siglo XX que se opusiese a las persecuciones o que buscase dignificarse. La Liga española por la reforma sexual, creada tardíamente en 1932, fue de entre las europeas la más conservadora socialmente y de las pocas que no incluyó la homosexualidad en su programa. La homosexualidad se mantuvo como un tabú hasta la Guerra Civil. Sin embargo, hubo voces aisladas, como la de José María Llanas Aguilaniedo, que en 1904 incluso se declaraba a favor del matrimonio para los homosexuales.

martes, 22 de septiembre de 2015

Emilio Castelar, la Doña Inés del Tenorio.

Retrato de Emilio Castelar. 1901.
Joaquín Sorolla.
Emilio Castelar fue un político y escritor español. Fue presidente del Poder Ejecutivo de la Primera República Española.
Intelectual de prestigio, periodista, activista revolucionario, liberal y republicano dedicó su vida la luchar por sus ideales y combatir la monarquía. Lo cual le llevó a ser condenado a muerte en 1866. Exiliado a Francia volvió para oponerse al nuevo Rey Amadeo de Saboya logrando su abdicación y la proclamación de la Primera República de la que fue ministro y su último presidente.
En la Restauración luchó por el sufragio universal o la Ley del Jurado. Antes de retirarse de la política animó a sus partidarios a ingresar en el Partido Liberal de Sagasta.
Aunque jamás hizo pública su orientación sexual, la prensa satírica de la época le llamaba Doña Inés del Tenorio. Con poco más de cincuenta años conoció a un joven navarro de apenas veinte y se enamoraron fervientemente. El joven en aquel momento era desconocido, pero con los años jugaría un importante papel en la vida cultural de Madrid, se trataba de José Lázaro Galdiano.

La relación fue tan intensa como breve, la diferencia de edad la dificultó fatalmente, Don Emilio Castelar moría con 63 años y su joven amigo se casaba con una acaudalada viuda argentina que le ayudó en su gran afición como coleccionista y mecenas artístico.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Francisco de Asís de Borbón, rey consorte, alias la «Paquita».

Retrato de Francisco de Asís de Borbón,
Federico Madrazo.
Francisco de Asís de Borbón fue rey consorte entre 1846 y 1868. Estuvo casado con la reina Isabel II, hija de Fernando VII.
Según criterios políticos y dinásticos, Francisco de Asís fue obligado a contraer matrimonio con su doble prima hermana la joven reina Isabel II. Tanto sus padres, el infante Francisco de Paula de Borbón y el rey Fernando VII, eran hermanos, como sus madres, Luisa Carlota de Borbón-Dos Sicilias y María Cristina de Borbón-Dos Sicilias. Además, estas dos últimas eran hijas de una hermana de sus padres, María Isabel de Borbón. La elección de Francisco de Asís como esposo de Isabel II se produjo tras desecharse otras candidaturas; el esposo de la reina debía ostentar rango aristocrático pero no opciones de heredar otro trono europeo.
Después de este lío de parentesco  decir que la homosexualidad de Francisco de Asís de Borbónal que apodaban «Paquita»– era conocida y notoria. Existen numerosísimas anécdotas sobre el tema y en Madrid circulaban diversas coplas:

Paquito Natillas
que es de pasta flora,
orina en cuclillas,
como una señora.
Anónimo

Gran problema es en la Corte
averiguar si el Consorte
cuando acude al escusado
mea de pie o mea sentado.

A diferencia de la reina, a quien se atribuyen numerosos amantes, algunos de ellos padres de sus hijos, Francisco de Asís tuvo únicamente una pareja estable, Antonio Ramos Meneses.

lunes, 14 de septiembre de 2015

La homosexualidad en la España del siglo XIX.

La promulgación de la Constitución de 1812.
Obra de Salvador Viniegra.
A principios del siglo XIX se extendieron ideas liberales desde Francia y más tarde desde Alemania. Así, en 1822 se publicó el primer código penal que no mencionaba la sodomía como delito, pero el código fue derogado poco después. No fue hasta 1848, con el nuevo código penal, que la sodomía desapareció definitivamente, hecho que se mantuvo en las nuevas versiones de 1850, 1860 y 1870. Sin embargo, se podían emplear otras leyes, como las de «escándalo público» o aquellas sobre las «faltas contra la moral, el pudor y las buenas costumbres».

jueves, 10 de septiembre de 2015

«tuyo y retuyo, tu Paco Goya»

Retrato de Martín Zapater, Goya 1797.
Martín mío, con tus cartas me prevarico... me arrebataría a irme contigo porque es tanto lo que me gustas y tan de mi genio que no es posible encontrar otro y cree que mi vida sería el que pudiésemos estar juntos y cazar y chocolatear y gastarme mis veintitrés reales que tengo con sana paz y en tu compañía me parecería la mayor dicha del mundo (pero qué poltroncitos que nos volveríamos), y en realidad no hay otra cosa que apetecer en este mundo con que si me escribes por ese estilo me revientas y me haces pasar unos ratos que me estoy hablando solo y contigo horas (...) 
Este es un ejemplo de la intensa relación epistolar que Francisco de Goya mantuvo con su amigo de toda la vida Martín Zapater, que constituye una de las fuentes principales para conocer la vida del pintor, y al que retrató en dos cuadros de 1790 y 1797.

«el que te ama más de lo que piensas» o «tuyo y retuyo, tu Paco Goya» son algunas de las expresiones que se pueden encontrar en estas cartas.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Carlos IV, Godoy y María Luisa de Parma: homosexualidad disfrazada de tríos de alcoba y una dinastía sin sangre real.

La familia de Calos IV, Goya 1801.
A ver cómo uno a estos tres personajes en esta nueva entrada de la homosexualidad en España y no “liarla parda”.
Hoy voy a hablar de Carlos IV de España, su mujer la reina consorte María Luisa de Parma y Manuel Godoy.
Sin más preámbulos: los tres se metían en la cama juntos. Parece ser que la reina era “muy puta”, y eso no lo digo yo, lo decía su suegro Carlos III, rey de España.
Parece ser que María Luisa, a los pocos años de contraer matrimonio, se convirtió en  una mujer que se camelaba a todos los jóvenes gallardos recién llegados a la guardia para satisfacer sus apetitos, pues el pobre de Carlos no estaba por la labor.
Su suegro Carlos III que conocía las correrías de su nuera, quiso informar a su hijo, pero todo fue inútil puesto que Carlos estaba completamente convencido de que los de sangre real estaban a salvo de infidelidades, porque era imposible que una esposa pudiera encontrar algo mejor que un príncipe.
 La reacción de su padre no pudo ser más sincera:
 «¡Carlos, Carlos, qué tonto eres! ¡Las princesas también pueden ser putas, hijo mío!».
Manuel Godoy fue uno de esos amantes que vio la posibilidad de un rápido ascenso cuanto más visitaba la alcoba de la futura reina.
El rey pidió participar en aquellos juegos amorosos con la pareja de amantes aunque el papel jugado por cada uno de ellos sigue siendo un misterio. No se sabe quién eran los complacientes y quien eran los complacidos.

Lo que sí parece estar claro es que la dinastía de los Borbones terminó con Carlos IV pues María Luisa de Parma reconoció en confesión a Fray Juan de Almaraz que ningún hijo era de su marido. Cuando Fernando VII, rey de España, sucesor de Carlos IV, tuvo conocimiento del terrible secreto familiar dio orden de encarcelar a Almaraz, a pesar de ser el fraile ya un anciano, para que se llevara la confesión de su madre a la tumba.

lunes, 31 de agosto de 2015

La homosexualidad en la España de los siglos XVII y XVIII.

La costumbre de juzgar y condenar a los homosexuales se mantuvo hasta la mitad del siglo XVII, momento a partir del cual ya no se realizaron ejecuciones públicas. El hecho se explica por un cambio en la sensibilidad de la sociedad española y europea y por el deseo de evitar dar publicidad al acto sexual: se prefería enviar a los acusados a remar a galeras o al exilio, evitando un auto de fe público. A partir del siglo XVIII sólo algunos casos de importancia serán juzgados.

A partir de los años 30 del siglo XVII la política de castigos de la Inquisición también varió, el número de condenados a galeras, la tortura y los azotes disminuyeron y aumentaron los destierros, las multas, los trabajos forzados y las suspensiones: se había pasado de la política de reducción por el terror a la de exclusión pura y simple. Los destierros, que formaban el 28,8% de las condenas conocidas, podían ser temporales o permanentes y solían referirse al territorio bajo jurisdicción del Tribunal, aunque en caso de extranjeros, también se les expulsaban de España.

miércoles, 26 de agosto de 2015

Condena a las agresiones "homófobas".

Desde mi blog, dedicado a la historia de la homosexualidad, me sumo a la condena del colectivo de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales de la provincia de Almería, Colega-Almería, a una agresión "homófoba" sufrida por una pareja homosexual la madrugada del lunes 24 de agosto de 2015 en la Feria de Almería.
El colectivo ha trasladado en un comunicado que los hechos ocurrieron en las inmediaciones de la caseta de su asociación, en el recinto ferial de la Vega de Acá, cuando una de las víctimas, socio y voluntario de la entidad, se encontraba con su pareja y "decidieron salir un rato fuera".
La víctima tuvo que ser ingresado en el hospital Torrecárdenas de Almería, donde ha sido intervenido ya que tenía "la mandíbula rota, uno de los brazos fracturados, además de dientes rotos y otras contusiones".
También condeno otra agresión “homófoba” sucedida el pasado sábado 22 de agosto de 2015 en Madrid en la confluencia de la calle Alcalá con Gran Vía contra dos chicos de 25 años que volvían a casa después de salir a tomar algo por el barrio de Chueca.
La tercera condena es para una agresión a una mujer transexual que fue insultada y brutalmente golpeada en el pasado sábado 8 de agosto de 2015 en el madrileño barrio de Tetuán.

La cuarta condena es para otra agresión que sufrieron cuatro jóvenes madrileños de entre 22 y 27 años el pasado domingo 26 de abril de 2015 en el centro de Madrid, cuando fueron asaltados hasta tres veces en menos de una hora por dos hombres que se dirigieron a ellos al grito de "maricones" y les golpearon en repetidas ocasiones. La Policía identificó tanto al agresor como a su acompañante, pero sin llegar a detenerles.

viernes, 21 de agosto de 2015

Antonio Pérez."El Pimpollo de Madrid".


           
Antonio Pérez. 
Retrato de Alonso Sánchez Coello.
Antonio Pérez, más conocido como "El Pimpollo de Madrid" posee un oscuro origen, pero lo que sí se sabe es que en 1542 sería legitimado como hijo de Gonzálo Pérez por parte del Emperador Carlos I, del cual era secretario.
            El joven Antonio se criará en las tierras de Ruy Gómez de Silva, Príncipe de Éboli el cual se encargará de supervisar la educación del joven. Esta relación según parece iba más allá de la de un pupilo y su protector, ya que parece bastante cierto que eran amantes.
            Gracias a la influencia del Príncipe de Éboli y a su amistad con el futuro FelipeII, Antonio Pérez pasará a ser secretario personal del futuro monarca. Esto le convertirá en uno de los hombres más poderosos de España.
            Después de la muerte de su "protector" el Príncipe de Éboli, comenzará una alianza con la viuda, Ana de Mendoza, de la que también pasará a ser amante (primero el marido, y ahora consuela a la viuda).
            Por otra parte las intrigas de Antonio Pérez para enfrentar a Felipe II, más de lo que ya estaba, con su hermanastro Juan de Austria fracasarán ante los continuos rumores sobre el asesinato de Rafael Escobedo, emisario de Don Juan de Austria ante la Corte, y la posterior llegada de los documentos privados de Don Juan tras su muerte.
            Produciéndose la caída en desgracia la Princesa de Éboli y de Antonio Pérez al quedar al descubierto sus intrigas y el tráfico con documentos de Estado.
            En 1590 logra huir con destino a Aragón gracias a la ayuda de su mujer, donde encontrará refugio, no obstante Felipe II requerirá a la justicia de Aragón para su entrega bajo los cargos de asesinato de Escobedo, tráfico de secretos de estado y huida de prisión, mientras en Madrid había sido condenado a muerte. Pero Felipe II no las tenía todas consigo ante la justicia aragonesa, y ante una sentencia desfavorable recurrirá a la Inquisición, algo ante lo que la justicia aragonesa no podía negarse. La Inquisición lo procesó, entre otras cosas, por sodomía. La acusación se vio confirmada en 1591 por la Inquisición de Madrid, que había interrogado y torturado al paje Antón Añón hasta la muerte. No obstante la sublevación de Aragón contra la Corona y a favor de de Antonio Pérez hará que los planes del monarca fracasen, ya que una vez sofocada la sublevación Antonio Pérez escapa a Francia donde contará con el apoyo del rey Enrique IV de Francia y Navarra, posteriormente vivirá en Inglaterra, dando información sobre cuestiones de Estado, que servirán para el ataque sobre Cádiz en 1596, y poniendo las bases para la creación de la leyenda negra entorno a Felipe II.

            Morirá en 1611 en París en la pobreza total.

La Corona de Aragón fue el único tribunal inquisitorial de toda Europa que perseguía la homosexualidad gracias al Papa Clemente VII.

            
Papa Clemente VII.
Retrato de Sebastiano del Piombo.
La Inquisición española, siguiendo los pasos de la Inquisición pontificia medieval, se ocupó al principio de los delitos de sodomía pero en 1509 el Consejo de la Suprema ordenó a los tribunales que no actuaran contra los homosexuales, excepto si estaban implicados en casos de herejía —que era la competencia exclusiva del Santo Oficio—. Previamente había habido protestas de algunas instituciones, como la que presentó la ciudad de Cartagena en 1504 o la de Murcia al año siguiente, porque consideraban que la sodomía no debía ser juzgada por la Inquisición sino por los tribunales ordinarios. Según el historiador Joseph Pérez, fue la presión de los poderes civiles —incluidas las Cortes de Castilla— las que obligaron a la Suprema a excluir la sodomía de la jurisdicción inquisitorial.

            Sin embargo, la Inquisición de la Corona de Aragón consiguió que el papa Clemente VII la autorizara en 1524 a perseguir a los "sodomitas", independientemente de si eran herejes o no. Así, la competencia sobre este delito difirió entre la Corona de Castilla —donde los tribunales inquisitoriales cumplieron la orden de la Suprema y no se ocuparon del "pecado nefando", cuya jurisdicción correspondía a los tribunales seculares y eclesiásticos ordinarios—, y la de Aragón, donde la Inquisición fue el tribunal encargado de perseguir a los homosexuales, competencia a la que "jamás renunciarían a pesar de las reiteradas quejas formuladas en las Cortes de Monzón de 1533". Además fue el único tribunal inquisitorial de toda Europa que tenía jurisdicción sobre la sodomía, porque ni la inquisición romana ni la inquisición portuguesa, actuaron sobre ella. La bula papal que otorgó la jurisdicción de la sodomía a la Inquisición de la Corona de Aragón fue firmada el 24 de febrero de 1524 por Clemente VII.

jueves, 20 de agosto de 2015

Pedro Luis Garcerán de Borja y la benevolencia de la Inquisición ante un sodomita de alta cuna.

Papa Alejando VI.
Retrato por Cristofano dell'Altissimo.
Pedro Luis Garcerán de Borja Marqués de Navarrés, hijo del tercer duque de Gandía, hermano de san Francisco de Borja, Gran Maestre de la Orden de Montesa  y biznieto del papa Borja, Alejandro VI, fue arrestado, procesado y declarado culpable en 1572 por el Tribunal de Valencia.

Parece ser que Pedro Luis Garcerán de Borja había estado enamorado tiempo antes de un tal Martín de Castro, un rufián dedicado a la prostitución y el proxenetismo, tanto de hombres como de mujeres, y que fue sorprendido en la cama con el conde de Ribagorza, Juan de Aragón. Martín de Castro, antes de ser ejecutado en 1574 en la corte, delató a Pedro Luis Garcerán de Borja, dando escabrosos detalles y mostrando su falta de escrúpulos. Garcerán de Borja, que había sido virrey y capitán general de los reinos de Tremecén, Túnez, Orán y Mazalquivir, se vio comprometido por la crisis interna que sufría la Orden de Montesa, dividida en facciones, y por las enemistades creadas al promocionar a favoritos.

Felipe II, que fue consultado por la Inquisición sobre la conveniencia del juicio, decidió emplear el proceso para dar una lección a la nobleza levantisca, neutralizando a la vez la alianza de los Borja con la familia real portuguesa. Garcerán de Borja fue condenado a 10 años de reclusión en el convento de Montesa y una multa de 6000 ducados, a razón de 1000 ducados por año. Sin embargo, ya en 1583, Garcerán de Borja, tras unas disputas internas por la sucesión del Gran Maestre en la Orden de Montesa, supo congraciarse con el Rey y negoció con Felipe II la incorporación a la corona de la última Orden que se mantenía independiente. Como premio obtuvo la Encomienda Mayor de Calatrava y en 1591 el Virreinato de Cataluña, falleciendo en 1592. 
     Según el historiador británico Henry Kamen, después de un proceso que duró tres años, el tribunal de Valencia sólo lo condenó al pago de una fuerte multa, pudiendo volver después a ocupar cargos.    

lunes, 10 de agosto de 2015

La Inquisición aragonesa mostró benevolencia hacia los homosexuales nobles.



Pastor penetrando a una cabra.
Litografía de Paul Avril.

La Inquisición aragonesa aplicó la pena de ser quemado vivo a los homosexuales (tanto hombres como mujeres), aunque a los menores de veinticinco años, eran condenados a galeras tras ser azotados. Además el Consejo de la Suprema conmutó muchas sentencias de muerte, especialmente si se trataba de miembros del clero, que, según el historiador británico Henry Kamen, "constituyó siempre una proporción muy alta de los acusados". La misma benevolencia mostraron hacia los homosexuales que eran nobles, como sucedió en el caso de Pedro Luis Garcerán de Borja.
En los casos más leves, en lugar de la pena de muerte, las condenas fueron la de galeras, azotes, destierro, reclusión, multas y trabajos forzados. La tortura era empleada en los interrogatorios, aunque se solía excluir a los menores de 20 años, y entre 1566 y 1620 se torturó a un mínimo de 851 acusados, de un total de 3.661. En el caso de los esclavos, a menudo eran condenados al destierro, incluso en el caso de haber sido declarados inocentes.
De los tres tribunales de la Corona de Aragón el más severo fue sin duda el de Zaragoza. Entre 1570 y 1630 juzgó 543 casos (incluidos los de "bestialismo" porque la Inquisición los contabilizaba en la misma categoría que la homosexualidad) de los que 102 finalizaron con la condena a muerte.

lunes, 20 de julio de 2015

Entre 1567 y 1616 se quemaron públicamente a 71 personas por sodomía en Sevilla.

Felipe, príncipe de Asturias, por
Tiziano, 1551.
Felipe II empeoró la situación de los homosexuales en España con su Pragmática de 1592, en la que, si bien no agrava las condenas que ya habían impuesto sus bisabuelos los Reyes Católicos, sí facilita los requerimientos de evidencia necesarios para la instrucción: a partir de ese momento un testigo basta.
Estas sentencias eran realizadas tanto por la corte en Madrid como por juzgados municipales como fue el caso en Málaga o Sevilla. Así por ejemplo entre 1567 y 1616 se quemaron públicamente a 71 personas por sodomía en Sevilla. En general, en la Corona de Aragón y Andalucía eran más laxos que en Castilla en la persecución de la homosexualidad. Incluso hay indicios de un gueto homosexual en Valencia.
Durante este siglo XVI, se debe resaltar que en el caso de las mujeres lesbianas algunos moralistas (por ejemplo, Antonio Gómez) señalaban que la sodomía entre mujeres mediante la utilización de un objeto era merecedora de hoguera, mientras que si no había objeto podía considerarse un atenuante que hiciera innecesaria la pena de muerte. Sin embargo, pocos eran los casos conocidos de sodomía entre mujeres sin el uso de un objeto. Un caso famoso fue el de Catalina de Belunza y Mariche, acusadas por el Fiscal General de San Sebastián de sodomía, y absueltas por el Tribunal Supremo Inquisitorial de Madrid tras la apelación.

[...] penetrarse entre sí como lo harían un hombre y una mujer desnudas, en la cama, tocándose y besándose, la una encima del vientre o la panza de la otra, un crimen que habían perpetrado en numerosas y diversas ocasiones.


Acusación del Fiscal General de San Sebastián en el caso de Catalina de Belunza y Mariche.

miércoles, 15 de julio de 2015

Historia de la homosexualidad en España. La Edad Moderna. El pecado "nefando", el pecado que no se puede nombrar.

Quema del caballero de Hohenburg y su sirviente
delante de la muralla de Zürich por sodomía, 1482.
A partir del siglo XIV comienzan las primeras persecuciones y ejecuciones en masa de homosexuales en Europa, en ciudades como Venecia, Florencia, Ratisbona, Augsburgo y Basilea. Sin embargo, en Castilla, los primeros ajusticiamientos por sodomía, no se darían hasta 1495. Jerónimo Muntzer, que visitó la península ibérica entre 1494 y 1495, contó que se colgaba de los pies a los acusados de sodomía, se les castraba y a continuación se les ataban los testículos al cuello.
Los Reyes Católicos cambiaron el castigo que correspondía a los reos del que se consideraba como el peor de los delitos contra la moralidad —de ahí que fuera conocido como el pecado "abominable" o "nefando" (el "pecado que no se puede nombrar")— y que hasta entonces había sido la castración y la lapidación. Una pragmática del 22 de agosto de 1497 ordenó que se les aplicara el castigo que era más usual en el resto de estados europeos —ser quemado vivo—, junto con la confiscación de sus bienes.
Así pues, los Reyes Católicos con la promulgación de la Pragmática de 1497 modificaron y endurecieron las leyes sobre la sodomía al elevar la gravedad del crimen al nivel de la herejía y la traición, instituyendo la tortura sistemática incluso para el clero y la nobleza.

Ley I. D. Fernando y Dña Isabel en Medina del Campo a 22 de agosto de 1497. Pena del delito nefando; y modo de proceder a su averiguacion y castigo.
Porque entre los otros pecados y delitos que ofenden a Dios nuestro Señor, e infaman la tierra, especialmente es el crimen cometido contra orden natural; contra el que al las leyes y derechos se deben armar para el castigo deste nefando delito, no digno de nombrar, destruidos de la orden natural, castigado por el juicio Divino; por el qual la nobleza se pierde, y el corazón se acobarda [...] y se indigna a dar a hombre pestilencia y otros tormentos en la tierra ...] y porque las antes de agora no son suficientes para estirpar, y del todo castigar tan abominable delito [...] y en quanto en Nos sera refrenar tan maldita macula y error [...]
mandamos, que cualquier persona, de cualquier estado, condicion, preeminencia o dignidad que sea, que cometiere el delito nefando contra naturam seyendo en el convencido por aquella manera de prueba, que segun Derecho es bastante para probar el delito de heregia o crimen laesae Majestatis, que sea quemado en llamas de fuego en el lugar, y por la Justicia a quien pertenesciere el conoscimiento y punicion del tal delito [...] y sin otra declaracion alguna, todos sus bienes así muebles como raíces; los cuales desde agora confiscamos, y habemos por confiscados y aplicados a nuestra Camara y Fisco [...]
Reyes Catolicos Premática sobre el pecado nefando.

Archivo General de Simancas Leg. 1, num. 4; Titulo XXX. De la sodomía y bestialidad

viernes, 10 de julio de 2015

Enrique IV de Castilla, el rey sodomita que perdió el trono por ser incapaz de engendrar un heredero.

Enrique IV de Castilla.
Miniatura de un manuscrito. Siglo XV.
El hijo de Juan II, Enrique IV de Castilla, también fue homosexual. En la época circulaban numerosos rumores y críticas sobre sus devaneos con hombres, como los que tuvo con Juan Pacheco o Gómez de Cáceres, e incluso hubo unos pocos que huyeron de la corte para evitar los avances del rey, como Miguel de Lucas o Francisco Valdés.
Aunque la homosexualidad del hijo y sucesor de Juan II, Enrique IV, era evidente, fue la imposibilidad de engendrar un heredero lo que, al convertirse en asunto de estado, dio al traste con su reinado.
Enrique IV se casó en primeras nupcias con Blanca de Navarra, a quien repudió por estéril, para esconder lo que en realidad era incapacidad suya para consumar con ella el acto sexual. Con su segunda esposa, Juana de Portugal, mujer de una belleza embriagadora, las cosas no solo no cambiaron, sino que fueron a peor. Según cuentan las crónicas, sobre todo la de Alonso de Palencia, Enrique rozaba el ridículo en su afán de mostrar a sus fieles vasallos cuánto se esforzaba por complacer, sin conseguirlo, a su adorada, aunque no deseada, esposa. Se hacía azotar en las nalgas o se untaba ungüentos abrasivos en los genitales mientras intentaba cumplir con sus preceptos maritales. Incluso mandó traer de Italia a unos embaucadores que le indicaban realizar posturas coitales más propias de un artista circense. Pero todo era inútil.
Cuando, al fin, la reina Juana quedó embarazada de una niña, las facciones contrarias al rey se negaron a admitir que fuera hija legítima de Enrique IV. También corrieron la noticia de que el padre de la criatura no podía ser aquel rey impotente y sodomita, sino Beltrán de la Cueva, un valido por quien el monarca bebía los vientos y que frecuentaba los rincones más íntimos de palacio. De esta forma, Beltrán se convierte en el hombre bisagra del reino, ya que, a la fuerte relación personal que tenía con Enrique se unía la familiaridad con que era tratado por la reina. Dicho de otro modo, y como cantaban los juglares de la época, la pareja real formaba con Beltrán de la Cueva un trío de lo más compenetrado, en el que el valido repartía sus desvelos a partes iguales entre la pareja real.

Enrique IV acabará siendo destronado, lo que propició el ascenso al trono de su hermana Isabel la Católica, ante la negativa de la mayoría de la nobleza castellana a reconocer la legitimidad de la joven heredera, que pasará a la posteridad como Juana la Beltraneja, en alusión a su supuesta paternidad. El mismo monarca aceptó a su hermana Isabel como legítima heredera al trono en el Pacto de los Toros de Guisando, aunque luego se retractara de haberlo hecho.

miércoles, 8 de julio de 2015

Álvaro de Luna

Retablo del Maestro de los Luna en la
capilla de Santiago en la Catedral de Toledo.
La tabla está pintada en 1488.
Álvaro de Luna era hijo bastardo de un noble aragonés. Siendo paje de la corte castellana, ascendió de tal manera que pronto llegó a ser el personaje más influyente en el rey Juan II y, por ende, en toda Castilla. Además de astuto, era un seductor nato. Su atractivo físico encandilaba tanto a hombres como a mujeres. Por si esto no fuera suficiente, se metió en el bolsillo a la reina madre, abanderando a los partidarios del monarca, en pugna constante frente a la nobleza castellana. Y, lo más importante de todo, se ganó a pulso el amor de su pupilo, el joven y débil Juan II, que al quedar huérfano, aprendió de él todo lo que un rey debía saber por aquel entonces, incluyendo los goces de la carne.

martes, 7 de julio de 2015

Juan II (1405-1454) y Álvaro de Luna formaron la pareja masculina de amantes más famosa de todo el medievo hispano.


Tumba de Juan II de Castilla.
Cartuja de Miraflores, Burgos.
Otro homosexual de estirpe real fue Juan II de Castilla. Parece que la relación con su ayo y protector Álvaro de Luna pudo ser carnal, como sospechaba Marañón. Don Álvaro, que era conocido por su buen porte, llegó a tener tanta influencia sobre el rey que fue nombrado condestable de Castilla en 1422 a pesar de la oposición de la nobleza. La relación con don Álvaro se fue enfriando por presiones de la familia y la nobleza, hasta que en 1453 firmó su sentencia de muerte. La homosexualidad del rey parece que era conocida, ya que los nobles alzados lo llamaban «puto», sinónimo de sodomita.
A mediados del siglo XIV la Península Ibérica había dejado de ser algo parecido a un puzzle de pequeños reinos, para quedar reducida a cuatro reinos cristianos, Castilla, Aragón, Navarra y Portugal, y uno musulmán: la Granada islámica. La Casa de Trastámara se instala en Castilla con Enrique II.
Juan II de Castilla es bisnieto de este Enrique II y padre de Isabel la Católica. Hechas las aclaraciones de ascendencia y descendencia vamos al meollo.
Sin duda, Juan II y su valido Álvaro de Luna formaron la pareja masculina de amantes más famosa de todo el medievo hispano. La ejecución de Don Álvaro, urdida por Isabel de Portugal, esposa del monarca y madre de la que llegaría a ser Isabel la Católica, se interpreta a la luz de los siglos venideros, como un episodio simbólico de represión contra la sodomía. Acusar a alguien de sodomita era una de las mejores maneras de quitárselo de en medio.
Que Juan II de Castilla y su valido Álvaro de Luna tuvieron una relación que traspasó la línea de la política, adentrándose en lo sentimental, es algo que ya adivinara Gregorio Marañón en su Ensayo biológico sobre Enrique IV de Castilla, escrito en 1930. Por encima de todo ello, Álvaro fue un personaje clave en los episodios históricos que tuvieron lugar durante el siglo XV, en los albores de un tiempo que anunciaba la construcción de España como nación.
El dolor y el arrepentimiento por haber firmado la sentencia que acabó con la vida de Álvaro de Luna precipitaron el final de Juan II, quien un año después murió para reunirse con su adorado valido, amigo, maestro y también amante. Poco antes había llegado a decir:

"Naciera yo hijo de un labrador e fuera fraile del abrojo, que no rey de Castilla".