miércoles, 7 de mayo de 2014

El Batallón Sagrado de Tebas

Monumento en Queronea en recuerdo a los
caídos de Tebas
El Batallón Sagrado era un cuerpo militar profesional mantenido por el Estado, que en tiempo de paz protegía la ciudadela de Cadmea y en época de guerra eran la vanguardia del ejército. Tebas exigía de los soldados de este batallón una dedicación total al ejército, del cual ellos eran la élite. Estaba formado por los mejores y más valientes hombres escogidos de entre las tropas tebanas y eran sometidos a duros entrenamientos para que dieran la talla.

“Para hombres de la misma tribu o familia hay poco valor de uno por otro cuando el peligro presiona; pero un batallón cimentado por la amistad basada en el amor nunca se romperá y es invencible; ya que los amantes, avergonzados de no ser dignos ante la vista de sus amados y los amados ante la vista de sus amantes, deseosos se arrojan al peligro para el alivio de unos y otros.”
Plutarco

Este selecto cuerpo fue organizado por el aristócrata tebano Górgidas, pero será Pelópidas quien lo convierta en batallón sagrado. Gracias a este grupo de élite Tebas ejercerá una fugaz hegemonía en la compleja política helena del siglo IV a.C. Esta unidad estuvo formada por 300 hoplitas escogidos, todos masculinos, que combatían por parejas y que se integraba en la poderosa falange tebana de la primera mitad del siglo IV a.C. Varios autores antiguos coinciden en destacar los vínculos homosexuales que unían entre sí a los miembros del Batallón Sagrado. Una homosexualidad que les obligaba en el campo de batalla, al que acudían junto a su amado, a no cometer un acto tachado de vergonzoso. Cada guerrero se esforzaría todo lo posible por defender a su compañero, por mostrarse valeroso y no deshonrarlo con su cobardía. Los soldados luchaban en parejas y de esta forma lo hacían hasta la muerte por proteger a su amado o si éste moría, luchaban por vengarle, lo que hacía que estas tropas escogidas fuesen tremendamente eficaces. El sistema del agrupamiento por parejas se mostró muy efectivo. Hasta el punto de que la propia legislación tebana legitimaba, protegía y potenciaba este tipo de vínculos homosexuales, muy extendidos en la propia ciudad. La homosexualidad no solo se toleraba, sino que en determinadas circunstancias otorgaba cierto prestigio. Son numerosos los casos de héroes de la antigua Grecia a los que se les conoce un compañero masculino (Alejandro Magno, Aquiles…)
      Las parejas estaban formadas por un miembro de mayor edad o “heniochoi” (conductor) y uno más joven o “paraibatai” (compañero). Les unía un juramento a través del cual se comprometían a permanecer hasta la muerte al lado del que era su “compañero/amante” tanto en el campo de batalla como fuera de él. Componían un ejército de gran movilidad y tremenda moral. Los pensadores socráticos pensaban desde hace muchos años que un ejército formado por tales uniones de amantes sería indestructible. Puede que no fuese así, pero todavía no se había dado el caso de que ninguno de ellos hubiera huido del combate, dejando a su compañero a merced del enemigo.
Gracias a su novedoso sistema de ataque en formación oblicua en la batalla de Tegira, 375 a.C., se sobrepusieron a las invencibles falanges lacedemonias. Actuando como un grupo compacto, mostraron su capacidad de penetración en las fuerzas enemigas. Se convertirían así en una pieza básica del ejército, transformándose en su principal brazo ejecutor, el ala izquierda de la falange tebana. El fin del modelo exclusivamente hoplítico griego comenzó en Leuctra (371 a.C.), cuando los estrategas tebanos, al mando del ejército de Beocia, derrotaron a la clásica falange espartana con un ejército numéricamente inferior. Éxitos llevados a cabo gracias a la innovación táctica que consistía en disponer a la falange en línea oblicua, y apoyada por la caballería. Leuctra había supuesto la primera derrota de Esparta en campo abierto. Hasta entonces consideradas la mejor formación militar del mundo conocido.
El trágico final del Batallón Sagrado se produjo durante la batalla de Queronea en el 338 a.C. En la que las ciudades-estado griegas se enfrentaban al invasor macedonio, Filipo II y su hijo Alejandro Magno. Toda la infantería griega cedió ante el empuje del ejército macedonio a excepción de amantes tebanos que rodeados por las tropas de Alejandro decidieron resistir hasta el final encontrando allí su muerte.

“Victorioso Filipo posó su mirada en los cadáveres y preguntó: quiénes son éstos casi trescientos muertos abrazados entre sí hundidos y acoplados en muerte y en amor.
Le respondieron: son los de Tebas el Batallón Sagrado de Pelópidas de amantes y de amados los viriles de Tebas de la estirpe de Layo.
Filipo respondió: Perezca el hombre que sospeche que estos hombres o sufrieron o hicieron algo inapropiadamente.”
Plutarco


En Queronea se ordenó levantar un monumento en recuerdo de los caídos de Tebas. Cerca del monumento, encontrado durante una excavación en 1924, se halló también una tumba comunal con 254 cuerpos colocados en siete filas. Lucharon juntos, murieron juntos y descansaron juntos.

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