De Eugen
Steinach procede la teoría de que la homosexualidad no está localizada en la
cabeza sino en los testículos. Steinach produce mediante castración y
trasplante de testículos y/o de ovarios en cobayas y ratas estadios intermedios
artificiales. En su artículo “Transformaciones voluntarias de machos mamíferos
en animales con predominio de caracteres sexuales y psíquicos femeninos” (1912)
relata que la formación de signos sexuales masculinos está dirigida por los
testículos y, más precisamente, no por la parte de producción seminal sino por
el tejido intercelular de producción hormonal. Porque éste solo empieza a ser
efectivo o se manifiesta solo con la pubertad, Steinach le da el nombre de
“glándula de la pubertad”.
Steinach
pretende haber descubierto células “masculinas” en los ovarios de una cabra
“homosexual”. Desde entonces él y los colaboradores de Hirschfeld creen que en
los testículos de los hombres homosexuales hay células “femeninas” y en los
ovarios de las mujeres homosexuales células “masculinas”. Hirschfeld examina
los testículos de los hombres homosexuales y llega a la conclusión que éstos
presentarían anomalías.
Mediante la
castración de hombres homosexuales y el trasplante de secciones testiculares
“heterosexuales” varios cirujanos intentan “reinvertir” homosexuales.
Hirschfeld deriva también pacientes para tales operaciones, que después se
revelarán “sin éxito”.
No se reseña
cómo Hirschfeld y otros llegan a estos preparados testiculares. Los
colaboradores no se pronunciaron nunca de manera crítica sobre los trasplantes
de testículos.
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