Eco y Narciso, pintura de John William Waterhouse (1903) |
En la
mitología griega, Narciso era un
joven muy hermoso. Las doncellas se enamoraban de Narciso, pero él las rechazaba. Entre las jóvenes heridas por su
amor estaba la ninfa Eco, quien
había disgustado a Hera y por ello
ésta la había condenado a repetir las últimas palabras de aquello que se le
dijera. Por tanto, era incapaz de hablarle a Narciso de su amor, pero un día, cuando él estaba caminando por el
bosque, acabó apartándose de sus compañeros. Cuando él preguntó «¿Hay alguien aquí?», Eco respondió: «Aquí, aquí». Incapaz de verla oculta entre los árboles, Narciso le gritó: «¡Ven!». Después de responder: «Ven»,
Eco salió de entre los árboles con
los brazos abiertos. Narciso cruelmente
se negó a aceptar su amor, por lo que la ninfa, desolada, se ocultó en una
cueva y allí se consumió hasta que sólo quedó su voz.
Para
castigar a Narciso por su
engreimiento, Némesis, la diosa de
la venganza, hizo que se enamorara de su propia imagen reflejada en una fuente.
En una contemplación absorta, incapaz de apartarse de su imagen, acabó
arrojándose a las aguas. En el sitio donde su cuerpo había caído, creció una
hermosa flor, que hizo honor al nombre y la memoria de Narciso.
Versión
helénica
Se trata de
una historia moral en la que el orgulloso e insensible Narciso es castigado por los dioses por haber rechazado a sus
pretendientes. Se cree que es una historia moralizante dirigida a los
adolescentes griegos de la época. Hasta hace poco la única fuente de esta
versión era un fragmento de la Descripción de Grecia de Pausanias, 150 años posterior a la de Ovidio. Una versión muy similar fue
descubierta en el llamado Papiro de
Oxirrinco en el año 2004, una versión muy anterior a la de Ovidio en al menos unos cincuenta años.
En la
historia helénica, el joven Ameinias
ama a Narciso pero es rechazado
cruelmente por él. Como una forma de burlarse de Ameinias, Narciso le entrega una espada, que Ameinias utiliza para suicidarse ante las puertas de la casa de Narciso, mientras reza a la diosa Némesis pidiéndole que Narciso un día conozca el dolor del
amor no correspondido. Esta maldición se cumple cuando Narciso se enamora de su propia imagen reflejada en un estanque e
intenta seducir al hermoso joven sin darse cuenta de que se trata de él mismo
hasta que intenta besarlo. Entristecido de dolor, Narciso se suicida con su espada y su cuerpo se convierte en una
flor, la cual se le llamó Narciso.
Versión
romana
En la
versión romana, la ninfa Eco se
enamora de un vanidoso joven llamado Narciso,
hijo de la ninfa Liríope de Tespia.
Preocupada por el bienestar de su hijo, Liríope
decidió consultar al vidente Tiresias
sobre el futuro de su hijo. Tiresias
le dijo a la ninfa que Narciso
viviría hasta una edad avanzada mientras nunca se conociera a sí mismo.
Un día,
mientras Narciso estaba cazando
ciervos, la ninfa Eco siguió
sigilosamente al hermoso joven a través de los bosques, ansiando dirigirse a él
pero siendo incapaz de hablar primero, ya que la diosa Hera la había maldecido a solo poder repetir lo que otros decían.
Cuando finalmente Narciso escucha
sus pasos detrás de él, pregunta: "¿Quién
está ahí?", a lo que Eco
responde: "¿Quién está ahí?".
Y continuaron hablando así, pues Eco
únicamente podía repetir lo que otros decían, hasta que la ninfa se mostró e
intentó abrazar a su amado. Sin embargo, Narciso
la rechazó y le dijo vanidosamente que le dejara en paz, y se marchó
repudiándola. Eco quedó desconsolada
y pasó el resto de su vida en soledad, consumiéndose por el amor que nunca
conocería, hasta que solamente permaneció su voz.
Por lo que
se refiere a Narciso, un día sintió
sed y se acercó a beber a un arroyo. Al verlo, se fascinó por la belleza de su
propio reflejo, sin atreverse a beber por miedo a dañarlo e incapaz de dejar de
mirarlo. Finalmente murió contemplando su reflejo y la flor que lleva su nombre
creció en el lugar de su muerte.
En algunas
versiones, sin duda influidas por la versión helénica, se dice que otra
muchacha que también había sido rechazada por Narciso rezó a la diosa Némesis
para que lo castigara por su vanidad. En otras versiones se dice que Narciso es atormentado en el Inframundo contemplando un reflejo que
no corresponde a su amor.
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